Vamos a ver ahora el conjunto de licencias más utilizadas actualmente: la Licencia Pública General de GNU, o GPL en sus siglas inglesas.
Realmente no se trata de una única licencia, ya que ha pasado por varias versiones, estando actualmente en la versión 3, que se dio a conocer a mediados de 2007. Posteriormente veremos las diferencias fundamentales entre las distintas versiones de la licencia, pero antes vamos a estudiar las características genéricas de este conjunto de licencias.
Las licencias GPL derivan del movimiento copyleft. Como hemos visto, este movimiento liberaba los derechos sobre el software, de manera que cualquiera podía hacer lo que quisiera con él. Aunque en principio esto parezca dar más libertad al usuario (y realmente es así inicialmente), lo que se consigue es que el software desarrollado por la comunidad de software libre sea atado por alguna compañía de manera que se aproveche de la ventaja tecnológica de este software (hasta aquí bien, claro) pero que luego no libere o ayude a la comunidad contribuyendo posteriormente con las partes modificadas.
Ante esta situación GNU decidió crear las licencias GNU. En las primeras intentonas se siguió una estrategia de metalicencia. Este tipo de licencias ya las hemos comentado anteriormente. De esta manera surgió la Licencia Pública General de Emacs y la Licencia Pública General de GCC.
Estas dos primeras licencias desarrolladas por GNU eran idénticas, exceptuando el nombre del software al que protegían. Además, para que los trabajos derivados de ese software se establecía que los trabajos derivados debían mantener exactamente la misma licencia.
Al principio, el uso de estas licencias parecía una buena idea, pero un día toparon con un gran problema: incompatibilidad de licencias. ¿Qué ocurría si alguien quería desarrollar un software que utilizara partes de Emacs y partes de GCC para crear nuevo software? Simplemente no podían, no se podía mantener exactamente la misma licencia.
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